Padre Pro: símbolo de la lucha del clero contra el laicismo |
Padre Pro:
Revanchismo católico
Edgar González Ruiz
El padre Pro es uno de los principales símbolos del revanchismo de la jerarquía católica contra la revolución mexicana y contra el estado laico.
Acusado de participar en un atentado terrorista durante la guerra cristera, Pro fue ejecutado por el gobierno de Plutarco Elías Calles, hecho que sus partidarios consideran una injusticia.
Pero ante todo,la jerarquía católica ha usado su memoria para promover su propia injerencia en política, por lo que Juan Pablo II lo beatificó en 1988.
En momentos en que el clero exige reformas constitucionales que le permitan tener más participación en las instituciones, se ha intensificado la promoción de la figura de Pro, que fue beatificado en 1988 en la antesala de la alianza de Salinas con la derecha católica.
Mártir de una mala causa
Miguel Agustín Pro Juárez nació el 13 de enero de 1891 en Guadalupe, Zacatecas. En 1911 se unió a los jesuitas. Estuvo exiliado de México, en España, Estados Unidos, Bélgica y Nicaragua; en el Colegio Centro América, de la ciudad de Granada, tuvo como alumno a Pablo Antonio Cuadra, quien llegaría a ser poeta e ideólogo de la derecha.
En Bélgica se preparó como activista para inculcar a los trabajadores las doctrinas de la Iglesia. Se ordenó en 1925 y regresó a México, donde sus hermanos Humberto y Roberto colaboraban activamente con la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa, formada por extremistas que luchaban ferozmente contra el estado laico. El padre Pro también colaboró con la LNDLR y fue fusilado luego de haber sido acusado de complicidad en un atentado terrorista contra el general Alvaro Obregón, el 13 de noviembre de 1927, en el que la mencionada Liga usó un coche proporcionado por su hermano Humberto y cuyo permiso de conducir tenía la fotografía de Roberto Pro con un nombre falso.
Quienes defienden a Pro, dicen que no tuvo “nada que ver” con el atentado ni en general con la lucha armada, pero ellos mismos reconocen que participó en los proyectos de la LNDLR y que apoyó de diversas maneras la resistencia derechista contra el gobierno de Calles. Su hermano Humberto también fue ejecutado con motivo del atentado, suerte que no corrió Roberto Pro, debido a la mediación del embajador de Argentina a México.
En su libro Ese hombre. Vida y martirio de Miguel Agustín Pro (la Buena Prensa, México, 2001), el jesuita David Fernández se refiere a las actividades que contra el gobierno de Calles llevaba a cabo el padre Pro, y que incluían el apoyo al boicot organizado por la LNDLR, y a sus agresivas campañas de propaganda contra Calle sy otros revolucionarios.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro se ha enfrentado con valentía a los abusos cometidos por instancias gubernamentales, por lo que es lamentable que lleve el nombre de un personaje como Pro, que a fin de cuentas luchó contra las libertades civiles y contra el progreso de México, pues ese era el espíritu de la jerarquía católica y de los sanguinarios cristeros, que nunca respetaron la vida ni los derechos de sus opositores: maestras rurales, agraristas, librepensadores, protestantes, etc.
Al idealizar a los cristeros y a personajes como Pro se pasa por alto que el clero pretendía imponer en México una tiranía católica como la que sufriría España bajo Franco. La la jerarquía se oponía al divorcio, autorizado en las leyes gracias a Venustiano Carranza, a la pluralidad religiosa y a la libre decisión sobre la vida sexual, como lo sigue haciendo hoy en día.Tomando como pretexto la defensa de las creencias religiosas, la jerarquía defendía sus propios intereses, y ante todo la posibilidad de intervenir en aspectos como la educación pública y la vida política.
El presidente Calles se opuso a esos proyectos, por lo que en México se consolidó un estado laico que es ejemplo para los demás sociedades de América Latina, donde la Iglesia sigue imponiendo sus normas, negando las libertades personales, haciendo mancuerna con el ejército y valiéndose de leyes que le otorgan amplios privilegios.
Beatificado en 1988, Pro ha sido uno de los principales símbolos del reavivamiento de las ambiciones políticas del clero, y de esa manera se ha promovido su imagen tanto en México como en países de América Latina y en ciudades de Estados Unidos como Brownsville y Houston, Tejas. En Perú, un colegio de los jesuítas lleva el nombre del padre Pro.
En febrero de 1926, el templo de la Sagrada Familia, ubicado en la colonia Roma de la ciudad de México, fue escenario de un enfrentamiento entre las fuerzas del orden y fanáticos religiosos; décadas después, en 1975, en el atrio de ese templo grupos de ultraderecha organizaron agresivas manifestaciones contra los libros de texto de la SEP, ahora se está haciendo en esa iglesia una colecta permanente para la construcción de un centro asistencial y un museo que llevará el nombre del beato. Se exhibe una urna con los restos de Pro, se recaban evidencias de algún “milagro” que se le pueda atribuir para poder canonizarlo, y hasta se venden sus reliquias, que son diminutos pedazos de sus vestiduras.
Un tríptico sobre el padre Pro que se reparte en el mencionado templo termina con la exhortación a seguir su ejemplo "...llegando, si es preciso, a ofrendar la vida en defensa de nuestra fe, exclamando antes de morir, tal como lo hizo él a plena voz: ¡Viva Cristo Rey!".
Con el mismo espíritu revanchista, una historieta publicada por La Buena Prensa ataca a Calles, de quien se dice que en su momento “jura destruir la fe cristiana y persigue ferozmente a la Iglesia”, además, se acepta que Miguel Agustín Pro participaba en actividades tendientes a desestabilizar algobierno, como capellán de la LNDLR, lo mismo que repartiendo propaganda, organizando reuniones y apoyando a las familias de los combatientes cristeros.
Además, los jesuitas han filmado una película sobre la vida del padre Pro, que es encarnado por Pedro Reyes, actor y religioso de la Compañía de Jesús, mientras que Eric del Castillo personifica al general Calles, quien aparece descrito como furibundo anticatólico.
Tanto Eric del Castillo como su hija Kate apoyaron hace seis años la campaña de Fox, como parte de la oleada del llamado voto útil, de tal suerte que en febrero del 2000 el entonces candidato presidencial del PAN asistió a una reunión en casa del actor donde exhibió su retórica de campaña basada ante todo en ataques al PRI.
El 22 de noviembre de 2006, en un salón de fiestas de León, Guanajuato, Eric del Castillo, Pedro Reyes y Miguel Rico, director de la cinta, presentaron dicho trabajo, basado en un proyecto del sacerdote jesuita Alberto Vargas.
Realizada por Loyola Producciones, la película, que dura aproximadamente dos horas, pronto será distribuida en DVD, pero ya se han difundido en la Web algunos avances de ella (www.sjmex.org/procura), con los lugares comunes de la propaganda clerical, que explica la guerra cristera como un producto del “odio” contra la Iglesia.
La libertad de Dios
Miguel Agustín Pro fue beatificado por Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988, precisamente en el aniversario del natalicio de Plutarco Elías Calles (25 de septiembre de 1877), en lo que fue conscientemente un ataque a la memoria del gobernante que defendió el estado laico enfrentándose a la jerarquía católica.
El Papa también había pensado llevar a cabo la beatificación nada menos que el 20 de noviembre de 1987, en el aniversario mismo de la Revolución Mexicana.
Comoquiera que sea, cuando se llevó a cabo la ceremonia, el tema principal de la política mexicana era el fraude electoral que llevó a la presidencia a Salinas de Gortari.
La beatificación de Pro, que el Vaticano llevó a cabo con ánimo desafiante y belicosocontra el tradicional laicismo mexicano, fue uno de los primeros signos de lo que sería la alianza de Salinas con la derecha católica.
En la ceremonia realizada en la Basílica de San Pedro, Wojtyla afirmó que Pro fue “un mártir caído durante una violenta represión anticlerical” (La Jornada, 26 de septiembre de 1988).
Asistieron los prelados mexicanos, en cuya representación, el arzobispo de Jalapa, Sergio Obeso Rivera, leyó la biografía de Pro, de quien dijo que no fue beatificado por “su implicación en un hecho concreto, sino como víctima de un trasfondo de odio a la fe”.
No hubo representación del gobierno en ese acto, pues eran tiempos en que todavía se respetaba su carácter laico ni había relaciones con la Santa Sede, pero, como significativo presagio, las autoridades mexicanas guardaron silencio ante la actitud provocativa del clero, cuya injerencia se desataría durante el sexenio de Salinas, de 88 a 94.
En la ciudad de México, se llevó a cabo una misa en la Basílica de Guadalupe, con motivo de la beatificación, donde el jesuita Fernando Azuela se refirió al activismo de Pro contra el gobierno de Calles y exhortó a la lucha para promover la intervención del clero en la vida política y social del país.
Dijo que Pro, quien colaboró como jefe de conferencistas con la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa, organización política de los cristeros, “se las ingenió para combinar las acciones de emergencia asistencial con las que pensaba que podrían socavar desde sus cimientos al régimen injusto” (El Heraldo, 26 de septiembre de 1988).
Su papel como jefe de conferencistas, señaló, “lo mismo implicaba adiestrar jóvenes que infundir mística en las bases más humildes”.
En clara alusión a la lucha política de la jerarquía católica, también dijo que Pro era ejemplo contra los países donde “subsisten leyes o sistemas de gobierno que violan los derechos humanos y coartan la libertad de Dios”.
Como era de esperarse, la beatificación fue aplaudida por los panistas, sea de manera abierta o hipócrita, en casos como los de Teresa Ortuño, actualmente senadora plurinominal, y de Juan José Hinojosa, mientras que algunos priístas, como Socorro Díaz, hicieron tibios llamados a no cuestionar el estado laico y algunos voces de la izquierda alertaron sobre las pretensiones del clero (El Nacional, 25 de septiembre de 1988).
Gurza Ortuño señaló en esa ocasión que la beatificación de Pro era una determinación “interna” de la Iglesia, que el PAN como partido político no podía calificar, pero a la vez reforzó los ataques clericales contra el PRI afirmando que “quien lo mandó ajusticiar fue Plutarco Elías Calles y ese es un hecho histórico que coincide con que Elías Calles fue el creador del partido del gobierno”.
Hinojosa, por su parte, forzando los términos hasta llegar a darles un significado opuesto al que tienen, escribió en un artículo publicado en Proceso el 3 de octubre, que “Pro se opuso a la intolerancia religiosa” y que los cristeros defendieron “contra Calles” “la libertad de creer”.
En realidad, los cristeros y sus aliados no defendían la tolerancia, sino por el contrario, la imposición de las normas a intereses de la jerarquía católica.
Por su parte, Carlos Castillo Peraza, quien era entonces colaborador de La Jornada dedicó su espacio del 26 de septiembre a criticar al sindicalismo magisterial.
El grupo Provida, que ya encabezaba Jorge Serrano Limón organizó una "procesión solemne", con rosarios y antorchas, en honor de Pro, que convocó a una “procesión solemne” el 24 de septiembre a las 5 de la tarde desde el edificio antiguo de La Lotería, donde estuvo encarcelado el padre Pro hasta el templo de la Sagrada Familia.
Asistieron unas 700 personas, según cálculos de La Jornada, quienes enarbolaron banderas de México y del Vaticano, y corearon lemas como “Que sí, que no, el padre Pro venció” y “México católico, siempre fiel”.
Dicho grupo había convocado a ese acto con el lema de “El pueblo de México sufre su martirio” (de Pro) y exhortando a los asistentes a llevar antorchas y rosarios, para ostentar así un activismo político religioso que no fue censurado por las autoridades.
Serrano Limón dijo a los medios que "El padre Pro fue víctima por su vida cristiana"; "...él no era activista deninguna agrupación cristiana, como fue el caso de Anacleto González Flores que, sin tomar las armas, sí trabajó en la clandestinidad como líder de masas" (Excélsior, 15 de septiembre de 1988).
Según un boletín que emitió Provida, “el padre Pro entregó su vida a Dios, esperando aplacar el odio de los perseguidores de Dios”.
En un tono similar, el jesuita Paolo Molinari, especialista en canonizaciones dijo a Proceso que "Pro no fue un cristero sino todo lo contrario. Siempre vivió su sacerdocio sin entrar en política, sin apoyar el movimiento de los cristeros..." (Proceso, 621, 26 de septiembre de 1988).
Veinte años después, no queda duda de que ese tipo de pronunciamientos estaban dictados por la estrategia clerical de no desatar de momento una confrontación en torno a la tradición laicista de México, pues a medida que la jerarquía se ha sentido más poderosa ha ido reivindicando más abiertamente la guerra cristera, hasta legar al grado de rendir culto abiertamente a quienes tomaron las armas en defensa del clero.
Cabe añadir que junto con Pro fue beatificado el franciscano español Fray Junípero Sierra, colonizador de California, a quien se ha acusado de explotar y aprisionar a los indios americanos, por lo que su beatificación motivó protestas en esa región.